Cuando llegan las Navidades hay un tema que es recurrente en los debates de la radio, televisión y todos los medios en general. Se trata de las luces de Navidad. En Madrid, si bien hace un par de años la ciudad se vistió de gala, este año los rumores son que el ayuntamiento ha cerrado el grifo. En Barcelona ya hace tiempo que la gente se queja del poco espíritu Navideño del ayuntamiento a la hora de vestir la ciudad. Incluso hace poco se debatía si la ciudad estaba o no suficiente iluminada por el alumbrado urbano. Algunos aprovechan el debate sobre el cambio climático para justificar la falta de iluminación. Qué fácil! En París este debate no tiene lugar. Me refiero al de la iluminación, claro! 
París es una ciudad bien iluminada. No solo las calles están bien iluminadas pero también los monumentos, los edificios, los puentes... Toda la ciudad deslumbra energía. Incluso los barcos añaden su granito de arena con sus potentes focos. En el centro y para que uno no pierda el rumbo, la Tour Eiffel se viste cada hora con su traje de luces y en su cumbre el faro giratorio no deja de indicar el rumbo a miles de caminantes hasta bien entrada la madrugada.
En Navidades, las calles cambian de alumbrado y dan lugar a miles de bombillas de colores: árboles, plazas, fuentes..., cada barrio tiene espíritu Navideño, cada barrio diferente, cada barrio con su personalidad. Pero aquí también los habitantes se interrogan en este periodo del año. La pregunta suele ser la misma: cómo estarán los Champs Elisés este año? La respuesta es: maravillosos. Si bien la avenida más preciada de París tiene alma propia, en Navidades se convierte en un cuento de hadas.
Si pasáis las Navidades en París no os encerréis en el hotel cuando anochezca. Incluso si el frío aprieta, daros un paseo al borde del río, acercaros a la torre Eiffel y dad un paseo por los Campos Elíseos. No os arrepentiréis.
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